Muchos de nosotros creemos que debemos ir al dentista cada seis
meses, aunque no lo hagamos en la práctica. Sin embargo, la cuestión de si esos
chequeos semestrales son realmente necesarios
es objeto de debate.
De hecho, ni siquiera está claro de dónde salió lo de los seis
meses. Algunos creen que se remonta al siglo XVIII, mucho antes que hubiera
pruebas aleatorias controladas que pudieran comprobar sus beneficios.
Está claro que quienes tienen problemas con sus dientes necesitan
recalar con frecuencia en la silla del dentista. ¿Pero qué hay del resto?
Los dientes permanentes son más vulnerables a las caries al poco
de salir, así que cuando a los niños les están saliendo los primeros, entre las
edades de 6 y 8 años, necesitan visitar al dentista con regularidad.
Los de los adolescentes son más resistentes hasta que les salen
las muelas del juicio, cerca de los 20 años. Así que el riesgo varía en
diferentes etapas de la vida.
Chequeo bianual
En 2000, las tres cuartas partes de un grupo de dentistas
encuestados en Nueva York recomendaban los chequeos bianuales, a pesar de que no
había estudios que examinaran si la frecuencia de las visitas hacía alguna
diferencia para los pacientes con bajo riesgo de caries o gingivitis.
Hoy en día, muchas organizaciones, como la American Academy of Pediatric Dentistry, siguen
recomendando acudir a la cita semestralmente.
Pero durante varias décadas algunos han estado cuestionando si esa
frecuencia no es más bien arbitraria.
En 1977, Aubrey Sheiham, profesor de salud pública dental del
University College de Londres, publicó un trabajo en la revista especializada
The Lancet lamentándose de la falta de evidencia
para apoyar la idea de que es necesario acudir al dentista dos veces al año.
Casi 40 años después, sigue insistiendo en lo mismo.
En 2003, un trabajo sistemático revisó la investigación efectuada
hasta la fecha en ese campo. Los resultados fueron mixtos.
Algunos estudios encontraron que no hubo diferencia entre el
número de caries, rellenos o dientes perdidos entre aquellos que visitaron al
dentista frecuentemente y entre quienes no, mientras que otros estudios
contabilizaron menos rellenos entre quienes acudieron a la consulta con mucha
frecuencia.
En cuanto a la salud de las encías, la mayoría de las
investigaciones no hallaron ninguna diferencia en la cantidad de sangrado,
placa o gingivitis en dientes permanentes.
Un estudio concluyó que ir al dentista más de una vez al año no
incidía en el tamaño de los tumores hallados en los diagnósticos de cáncer
oral, mientras que otro encontró que cuando las personas dejaban pasar más de
un año entre visitas era posible que, si se les hallaban tumores, estuvieran
más avanzados.
Otros factores
El año pasado, Cochrane Collaboration, una ONG internacional
dedicada a temas de salud pública, llevó a cabo una revisión similar, con
resultados que encontró decepcionantes.
La calidad y cantidad de investigaciones disponibles era demasiado
pobre para apoyar o refutar la conveniencia de los chequeos semestrales.
La organización encontró sólo un estudio controlado cuyos
pacientes fueron divididos en forma aleatoria en dos grupos: uno que acudía al
dentista anualmente y otro que lo hacía bianualmente.
A quienes fueron una vez les fue mejor. Sin embargo, es posible
que el personal de atención dental supiera cuáles pacientes estaban en cada
grupo, lo cual pudo haber influido en el tratamiento que les otorgaron,
contaminando los resultados.
Hay algo más que tenemos que tener en cuenta. Aun si un estudio
encuentra, por ejemplo, que los niños que van al dentista con frecuencia tienen
menos rellenos, puede haber otros factores en juego.
Esos mismos niños pueden tener otras ventajas. Es posible que pertenezcan a un grupo socioeconómico más alto, que
coman de manera más saludable y que dispongan de instrumentos para el cuidado
de la salud bucal de mejor calidad.
Las visitas al dentista también cumplen un objetivo secundario.
Incluso si el dentista no encuentra ningún problema, es probable
que te recuerde que debes seguir cuidando de tus dientes y limpiándolos en forma apropiada… aunque tampoco hay consenso sobre
cuál es la mejor manera de hacerlo.
Depende del caso
Así que, ¿con qué frecuencia debes ir al dentista?
Organizaciones como Nice, que asesoran a los servicios de salud en
Inglaterra y Gales, dicen que la frecuencia depende del individuo.
La organización recomienda llevar a los niños al menos una vez al
año, porque sus dientes son susceptibles de tener caries más rápido, mientras
que los adultos que no tienen ningún problema evidente pueden esperar hasta dos
años.
Incluso llega a decir que aquellos que han mostrado su constancia
en el cuidado de sus dientes y encías pueden dejar pasar más de dos años.
Otros hacen recomendaciones similares. Un grupo de expertos que
revisaba la evidencia en Finlandia en 2001
aconsejó que los menores de 18 años de bajo riesgo acudieran al dentista cada
año y medio a dos años.
¿Qué hacemos entonces cuando ya toca ir otra vez al dentista?
A todos nos gustaría tener una buena excusa para ir menos. La
buena noticia es que si no tienes ningún problema, probablemente puedas dejar
pasar un poco más de seis meses entre una visita y otra.
Sin embargo, el tiempo exacto que puedes esperar
antes de hacer una nueva cita dependerá de la evaluación que tú y tu dentista
hagan de tu riesgo individual.
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